¿Qué diferencia un gran pleito de otro?

Introducción

No todos los pleitos son iguales. Algunos pueden resolverse con rapidez y tener un impacto económico limitado, mientras que otros se convierten en procesos largos, costosos y de enorme trascendencia. A estos últimos los llamo “grandes pleitos”: aquellos que no solo implican reclamaciones millonarias, sino también un nivel de complejidad jurídica y probatoria que exige una preparación extraordinaria.

Durante mis más de 25 años de ejercicio he participado en ambos escenarios, y la experiencia me ha permitido identificar qué factores convierten a un litigio en un gran pleito y qué lo diferencia de un caso común.

La magnitud del daño

Un primer elemento diferenciador es la magnitud del daño. Los grandes pleitos suelen involucrar indemnizaciones que superan los 200.000 euros y que, en muchos casos, se acercan o superan el millón. Se trata de accidentes graves con daños personales permanentes, reclamaciones contra aseguradoras por siniestros de gran envergadura o responsabilidades profesionales con efectos devastadores para los afectados.

La cuantía no lo es todo, pero marca el tono del procedimiento. Cuanto mayor es la reclamación, mayor es la resistencia de la parte contraria y más sofisticada será su defensa. Las compañías implicadas suelen destinar recursos considerables para minimizar el impacto económico, lo que obliga al demandante a responder con un equipo legal preparado para ese nivel de exigencia.

La complejidad jurídica

Un gran pleito rara vez se limita a la aplicación de una norma concreta. Lo habitual es que converjan varias áreas del Derecho: civil, mercantil, laboral o incluso penal. Además, suelen intervenir múltiples actores: aseguradoras, hospitales, empresas, profesionales técnicos y terceros responsables.

En este tipo de litigios, la labor del abogado no se limita a presentar una demanda. Es necesario coordinar peritos de distintas disciplinas, anticiparse a las objeciones de la parte contraria y diseñar una estrategia procesal que contemple varios escenarios posibles. Un error en la preparación puede comprometer el resultado final.

El impacto de las pruebas periciales

Otro aspecto que diferencia un gran pleito es el peso de la prueba pericial. En un accidente menor puede bastar un informe médico sencillo, pero en un siniestro complejo se necesitan informes exhaustivos de traumatólogos, neurólogos, psicólogos, ingenieros, economistas o actuarios, entre otros.

Estos informes no solo deben ser técnicamente sólidos, sino también claros para el tribunal. He aprendido que, en muchas ocasiones, el éxito depende tanto de la calidad del perito como de la capacidad del abogado para presentar la prueba de forma comprensible y convincente.

Las consecuencias para el cliente

Un pleito de esta envergadura no solo tiene consecuencias económicas: puede afectar al futuro laboral, la estabilidad de la empresa o incluso la salud emocional de la persona implicada. He acompañado a clientes para quienes el resultado suponía la diferencia entre mantener su empresa en funcionamiento o declararse en quiebra.

La responsabilidad del abogado en estos casos va más allá del plano jurídico: también implica dar al cliente la seguridad de que su caso está en manos de un profesional comprometido, capaz de anticipar riesgos y de sostener la estrategia hasta el final.

Conclusión

Un gran pleito se diferencia de los demás por la magnitud del daño, la complejidad jurídica, el peso de las pruebas periciales y las consecuencias que acarrea para los implicados. Son litigios donde no hay margen para la improvisación y donde contar con un abogado especializado marca la diferencia entre una resolución favorable y una pérdida irreparable.

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Si estás ante un pleito de gran envergadura, no lo afrontes como un procedimiento más. Ponte en contacto conmigo y analizaremos juntos la viabilidad de tu caso, diseñando una estrategia sólida y a tu medida para defender tus intereses con todas las garantías.

Roberto Toro

Roberto Toro

Abogado
Coach
Mentoring